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sábado, 14 de noviembre de 2015
A CAMBIO DE NADA (maravillosa historia de barrio)
Daniel Guzmán ha tardado 10 años en realizar esta película, y muchos os preguntaréis por qué tanto tiempo, si no hay efectos especiales ni grandes secuencias de acción que puedan justificar tan largo camino…. Bueno, a pesar de que Daniel es un actor conocido en nuestro país, eso no le facilita en gran medida a conseguir el presupuesto para el rodaje. También es difícil conseguir los medios y el tiempo para llevar a cabo una película como ésta, filmada en su mayor parte en exteriores, y no en un pueblo tranquilo, sino en pleno Madrid.
SINOPSIS:
Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida con Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde niños y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Tras la separación de sus padres, Darío huye de casa y empieza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con aires de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida. Darío conoce además a Antonia, una anciana que recoge muebles abandonados con su motocarrro. A su lado descubre otra forma de ver la vida. Luismi, Caralimpia y Antonia se convierten en su nueva familia durante un verano que les cambiará la vida.
Con una historia como ésta, nos remontamos al cine más urbano de nuestro país. Cintas como “Barrio” (1998) o la maravillosa “El Bola” (2000), donde, como si de un compañero más nos tratásemos, acompañamos a unos adolescentes por su día a día en un barrio céntrico de una ciudad española.
Guzmán ha cuidado mucho sus personajes, y ha sido todo un acierto contar con dos jóvenes desconocidos para adentrarnos más en la historia. Cualquier cara conocida nos habría sacado de las situaciones que el guión describe. Miguel Herrán y Antonio Bachiller no son actores, pero lo han clavado. Dan vida a esos dos amigos inseparables que viven en el mismo barrio, en el mismo bloque, y que van descubriendo la vida como ésta se presenta… sin reglas, sin condiciones, y sin aviso previo de las consecuencias…
Tenemos algunas caras conocidas que no llegan a ser protagonistas, como Luis Tosar, que interpreta un papel de padre divorciado, conductor de un camión de contenedores de obra, que incrementa aun más la tensión familiar que el chaval sufre en mitad de ese divorcio.
El dinero que debe aportar a su mujer se lo da a él con el fin de que sea para él, y sólo para él, incluso haciéndole firmar un recibo que a términos legales no vale nada, pero que en la cabeza de alguien humilde y sin demasiado intelecto, cree servirle en caso de cualquier percance con la justicia.
La actriz María Miguel no se queda atrás, la madre ahogada por la situación, que trabaja en una fábrica de embutido, y a la cual no le llega el sueldo, pone el lado miserable a una vida muy bien descrita y ambientada, donde la clase media baja tiene un constante hueco en la pantalla.
Felipe Vélez es otro de los personajes importantes de esta historia. El tipo que trapichea todo tipo de cosas en un taller de motos que hay en el barrio. Un tipo con muchos años a sus espaldas donde posiblemente la delincuencia y la policía hubieran sido un día a día en su adolescencia. El mismo tipo que anuda el guión con la venta de motos robadas en su taller.
“A cambio de nada” es el título que representa a la perfección el lío en el que se meten los dos chavales por eso, por nada… por amistad, que en resumen es eso: no pedir nada a cambio.
Daniel Guzmán ha metido como parte enternecedora a su propia abuela, una nonagenaria que a pesar de no haber hecho un papel en su vida, se ha sabido desenvolver muy bien a base de frases cortitas que Daniel ha escrito para ella… me parece entrañable y muy bonito tanto en el lado real (inmortalizar a su abuela en un film), como en la película, dando vida a una señora que vive de lo que se encuentra en la calle para venderlo en el rastrillo madrileño.
La conexión que existe entre el chaval y la anciana (Antonia Guzmán) es realmente entrañable. Guzmán ambienta muy bien la cinta, que aunque sea contemporánea, ha sabido retraer los años 90 sin que dé el cante. Salones humildes sin televisores panorámicos, o decoraciones donde el tiempo no ha pasado, como es el caso del salón de la abuela, esto ofrece un espectáculo nostálgico que pocas películas consiguen plasmar.
Todo fluye con soltura, no hay momentos de parón, y en ningún momento aburre. Los personajes enganchan y enseguida te encariñas. Está repleta de detalles que a los neófitos les pueden parecer sencillos, como por ejemplo el detalle del perro intentando montar a la perrita continuamente. A parte, muestra un Madrid veraniego muy nostálgico y “hermoso”, que recuerda a los años 80, 90.
La cinta cuenta con una escena de acción donde existe una persecución de coches por parte de la policía y los dos jóvenes en pleno Madrid, que aunque es breve, está realmente conseguida.
Como bien decía antes, no es fácil filmar este tipo de escenas a día de hoy, pues rodar en Madrid no es, ni por asomo barato, y ya no tenemos las licencias que existían en los 70 con films como “Perros Callejeros”, con ciudades como Barcelona abiertas a rodajes más complejos y de menor precio.
En definitiva, me ha parecido una maravilla, Guzmán demuestra que sabe escribir y dirigir, aparte de interpretar.
Diez años que han merecido la pena.
por Isaac Berrokal
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